Marta se agitaba de un lado a otro, ocupada en
-¡Señor! ¿No te importa que yo esté sirviendo
Respondióle el Señor.
-¡Marta! ¡Marta! ¡Marta!
Andas inquieta y te preocupas por muchas cosas.
A lo mejor aquí no los pierdo :)
En 1998 apadrinamos a un niño, Mureithi, en Tharaka, Kenia. ¡¡Cómo pasa el tiempo!!, hace ya 9 años…
Hoy hemos recibido una carta de Ayuda en acción en Kenia, comunicándonos que han conseguido que la comunidad de la que “cuidábamos”, aportando nuestro pequeño granito de arena, sea autosuficente.
¡¡Dios mío!! Qué buena noticia, y a la vez… ¿por qué me deja este nudo en la garganta?
Miles de pensamientos se me acumulan en la cabeza. Felicidad, por que se haya conseguido que una comunidad así pueda salir adelante por sí mismos, por ver cómo el esfuerzo de muchos y la humilde colaboración de otros, da sus frutos.
Y a la vez… ¿Qué pasa con mi niño? 9 años apadrinándolo y deja de ser mío… miles de dudas me asaltan. ¡qué poco le he escrito! ¿me doy cuenta ahora? ¿Qué concepto tendrá de mí?. Hoy, junto con la noticia, he recibido su última carta… esas cartas q cada vez q llegaban abría con tanta ilusión.
No pensaba en que se acabaría. Suponía q algún día tendría que apadrinar a sus hijos, porque él no iba a ser pequeño para siempre, pero, bueno, lo veía lejano. Ya sé que el concepto de “apadrinar un niño” no es exactamente así, no se ayuda sólo a él, pero… me gustaba verlo así, como mi pequeño ahijado.
Ahora que veo que es el final de una etapa, me gustaría hacerle llegar mi gratitud por haberme dado la oportunidad de hacerme sentir mínimamente últil, de que con un mínimo esfuerzo, he podido colaborar a su enseñanza y educación, y un poquito a que él y su familia salgan adelante.
Gracias Mureithi por darme esta oportunidad y mil perdones por no haber colaborado un poco más a tu felicidad cotidiana con esas cartas, postales de Toledo y demás que tanto agradeces.
Comenzaremos una nueva etapa en Tangulbei. Mi nuevo niño o niña será, por supuesto, recibido con los brazos abiertos.