El pasado 17 de Julio, se abrió el plazo para la matrícula de la Universidad para mi hija.
Por ciertas causas, la verdad es que estabamos allí las primeras y por tanto, ella pudo elegir el mejor horario, las optativas que quería... y, claro, como buena novata, se dejó aconsejar en cuanto al número de optativas que coger este año. Todo salió a pedir de boca o, al menos, eso pensamos entonces. La única duda que le surgió, y le llevó largo rato de decisión, es que entre dos optativas que verdaderamente le gustaban, dejó una, ya que dejándose aconsejar por la persona que le orientaba en la matrícula, eran demasiadas para el primer curso. Así que decidió dejar fotografía, una de sus pasiones, para el segundo curso, aún viendo que el horario, matinal, se complementaba perfectamente con el resto de asignaturas y teniendo la posibilidad de elegirla y siendo una de las optativas primero en llenarse y agotarse su número de plazas.
Al comenzar el curso universitario, se ha dado cuenta que, no sólo podía sino que además era muy recomendable haber elegido una optativa más. Por supuesto, fotografía está a tope y no hay manera de poderse meter en ella.
Sé que hay muchas veces que es mejor dejar las cosas estar y que sigan su curso.
Sé que esto ya empieza a no ser asunto mío, ya es mayorcita y sabe lo que puede o no elegir, y lo que llegado este momento debe hacer.
Sé que en Segundo Curso puede seguir eligiendo esta optativa y si tiene buenas notas, creo que seguirá teniendo la oportunidad de coger plaza.
Sé que no tiene mayor importancia y que no es algo que no tiene solución...
PERO... ahora vienen los peros :)
Por ciertas causas, la verdad es que estabamos allí las primeras y por tanto, ella pudo elegir el mejor horario, las optativas que quería... y, claro, como buena novata, se dejó aconsejar en cuanto al número de optativas que coger este año. Todo salió a pedir de boca o, al menos, eso pensamos entonces. La única duda que le surgió, y le llevó largo rato de decisión, es que entre dos optativas que verdaderamente le gustaban, dejó una, ya que dejándose aconsejar por la persona que le orientaba en la matrícula, eran demasiadas para el primer curso. Así que decidió dejar fotografía, una de sus pasiones, para el segundo curso, aún viendo que el horario, matinal, se complementaba perfectamente con el resto de asignaturas y teniendo la posibilidad de elegirla y siendo una de las optativas primero en llenarse y agotarse su número de plazas.
Al comenzar el curso universitario, se ha dado cuenta que, no sólo podía sino que además era muy recomendable haber elegido una optativa más. Por supuesto, fotografía está a tope y no hay manera de poderse meter en ella.
Sé que hay muchas veces que es mejor dejar las cosas estar y que sigan su curso.
Sé que esto ya empieza a no ser asunto mío, ya es mayorcita y sabe lo que puede o no elegir, y lo que llegado este momento debe hacer.
Sé que en Segundo Curso puede seguir eligiendo esta optativa y si tiene buenas notas, creo que seguirá teniendo la oportunidad de coger plaza.
Sé que no tiene mayor importancia y que no es algo que no tiene solución...
PERO... ahora vienen los peros :)
Pero cuando estas cosas no te dejan ni dormir ni comer...
Pero me muero de rabia de haber estado allí con ella y no haber sabido ser más lista. De no haber aprendido ya a pesar de los años, que es mejor coger y después dejar, que renunciar en el momento a algo a lo que sabes que después no vas a tener posibilidad.
Pero, quien sabe que va a pasar en segundo... si quedaran plazas o no, si habrá perdido para siempre la posibilidad de hacer algo que verdaderamente le gusta en vez de elegir lo que ha quedado, habiendo tenido la oportunidad a tiempo.
Pero, ahora tiene que ir a clase 3 horas dos dias en semana por la tarde, mientras que con la otra optativa, le hubieran cuadrado las clases en horario de mañana....
En fin, que cuando te dicen que esto ya NO tiene solución, es cuando se activa mi mecanismo de ¿cómo que no? y empiezo a buscar alternativas, a pensar, seguro que hay otro camino, seguro que por aquí o por allí, a no estarme quieta y a no parar... No puedo aceptar un no por respuesta, por lo menos a la primera y menos cuando en cierta manera también me siento un poco culpable.
El caso es que se me encendió la lucecita y recordé a alguien que creo nos podía ayudar en el asunto. Tras atenderme con toda la amabilidad del mundo y con toda la atención, (la verdad es que le estoy profundamente agradecida) me comentó que:
- El turno de fotografía matinal, el que hubiera elegido, no se lo recomienda en absoluto. Fotografía es una asignatura muy bonita si te la da, como todo, alguien que le guste y que te la haga llegar. Y este no es el caso. El profesor de ese turno, ni siquiera pertenece a fotografía, está allí para rellenar y.... no es el mejor turno que puede elegir.
- Que hablará con los profesores de los otros turnos y si le cuadran los horarios, podría llegar a matricularse.
- Y que puesto que es una asignatura que se puede elegir en segundo, que no nos preocupemos que el año que viene nos ayudará a que consiga una plaza.
Todo esto, por supueso, lo he hecho a escondidas. No le he comentado nada de lo que he estado haciendo e indagando, y sé, que cuando lea esto me va a matar por meterme donde no debo, pero..... Qué le voy a hacer, no puedo quedarme de brazos cruzados.
Objetivamente ¿qué he solucionado? Nada.
Todo sigue igual que estaba. Salvo que ahora duermo más tranquila :D
Por una parte me cabía la duda de si no es mejor dejarlo estar. Quizá era el propio destino el que nos advirtió que no era el momento ni la mejor opción.
Ya me ha pasado en otras ocasiones, cuando a Daniel le pusieron en la clase de repetidores o cuando en Bachillerato a Mariam le dieron turno de tarde. Luchar contra viento y marea, buscar alternativas, disgustos, berrinches, chocar contra muros inamovibles, desgaste personal... y... nada, no conseguí cambiar nada.
Pero, echando la vista atrás, ¿quién me dice que el turno de tarde no es lo mejor que le ha podido pasar? Ha vivido sus dos mejores cursos de instituto, ha conocido a gente y hecho amistades que de otra manera estoy segura no hubieran surgido. Ha estudiado con más ganas que nunca y ha obtenido mejores notas. Y todo esto gracias a que no tuve ningún éxito en mi obsesiva intentona de cambiarle el turno. ¿Hubiera sido igual en turno de mañana? Cómo sabemos si lo que elegimos es lo correcto o no. Actuamos según creemos y luchamos por lo que creemos es lo correcto; pero una decisión en un momento determinado puede cambiarlo todo ¿a mejor o a peor? who knows. Simplemente a un camino diferente.
En fin, todo esto es sólo un ejemplo de algo que me pasa continuamente, es para llegar a la conclusión de que a pesar de no saber si estoy equivocada, no puedo renunciar a lo que verdaderamente quiero, ni a lo que creo, aunque sea un imposible.
Como decían en un película muy bonita que ví hace poco: podemos renunciar a muchas cosas en la vida, pero... no podemos renunciar a nuestra pasión, a nuestro ser. Repetiremos una y otra vez.